JOSÉ M. BECERRA SILVA

Coronel  José Becerra Silva.

   
El coronel Becerra fue declarado héroe nacional, por ley Nº 23955 del 27 de octubre de 1984, a cien años de su rotundo triunfo en la Batalla de El Cárcamo, que se llevó a cabo el 18 de septiembre de 1883. 

Don José Manuel Becerra Silva nació en Chota el 20 de Marzo de 1854 y también se educó allí, terminando sus estudios secundarios en el Colegio Nacional San Juan el año 1871. El año 1872, es nombrado director del Colegio Nacional de Caraz. Pero regresa a Chota el año 1874, como Vice-Rector (Sub Director) y profesor de matemáticas del Colegio San Juan.

Su reconocida habilidad y espíritu de trabajo, así como su dinamismo y magistrales conocimientos matemáticos, muy pronto lo convierten en el líder y guía ejemplar tanto de la juventud Sanjuanista como también de toda la juventud chotana, de tal manera que es el hombre indicado para regir los destinos de la administración distrital y provincial, de allí que en 1878, es elegido, Alcalde Provincial de Chota.

Cuando Chile le declara la guerra al Perú el 5 abril 1879  Becerra se encarga de la organización del Batallón Chota, que después fue llamado Batallón Chota Nº 7, con un efectivo de más de 300 hombres .

Recordemos su ARENGA en la Asamblea Popular en la Plaza de Armas de Chota, en la que comunica la declaratoria de Guerra de Chile al Perú, registrados con la pluma de un poeta anónimo que presenció dicha asamblea, y nos dejó escrito lo siguiente:

Salieron de su verbo
encendidas bandadas
de avecillas blaquirrojas
y todos en silencio le escucharon decir:
porque la patria es nuestra y hermosa
y sólo nuestra
yo defenderé con mi vida
su primer grano de arena,
defendamos con nuestras vidas
su última línea de horizonte.

Vientos de arauca
nos mandan ventarrones
de guano y de salitre
y traen además dos cajas fuertes
y dos gringos de escolta,
un norteamericano y un inglés.

¡Aquí están tus alumnos!
dijo el San Juan;
¡Aquí tus vecinos!
dijo el pueblo.

Terminó el mitin en forma estruendosa:
¡Viva Chota!, ¡Viva el Perú!, ¡Muera Chile!

Preparado todo emprendió la marcha a Lima, se veía a Becerra, a la cabeza de su Batallón, dando una vuelta alrededor de la Plaza de Armas, despidiéndose de los pocos chotanos que quedaban. Condujo a su batallón a pie hasta Trujillo, en buenas condiciones, superando los estragos del frío; y después del calor en los arenales de la costa, llegando a Trujillo la segunda quincena de mayo de 1879.
      
Pocos días después el Batallón se embarcaba por mar rumbo a Lima, llegando el mes de junio. Allí, su figura era inconfundible: su talla mediana, facciones regulares, delgado, ojos vivaces y enérgico en su trato, permitieron una rápida capacitación militar de sus soldados a tal punto que en pocos meses ya el batallón Chota estuvo en capacidad de ser incluido en los planes de la defensa de Lima.
   
En enero de 1881 los chotanos combatieron en las batallas de San Juan y Miraflores muchos de ellos murieron. Uno de los que se batió con heroísmo fue el mayor José Osores Valera que murió en la batalla de Miraflores, de aquella vez Becerra salió herido.

Una vez que los chilenos ocuparon Lima, Andrés Avelino Cáceres y Becerra tuvieron una entrevista. Cáceres exhortó a Becerra a continuar con la resistencia y apoyarlo llegado el momento de romper fuego sobre los invasores.

Cáceres partió a la sierra central y Becerra al norte con unos cuantos sobrevivientes.
Becerra en Chota organiza un nuevo batallón “Defensores de la Patria” y se levanta en armas junto al Coronel cajamarquino Mercedes Puga, protestando por la inacción del Contralmirante Montero y el Coronel Miguel Iglesias, para organizar la resistencia contra los chilenos. El movimiento militar no prosperó por lo que Becerra con algunos de sus seguidores se trasladó a Huambos (Distrito al oeste de Chota) donde se llevo a cabo el combate con las tropas de Miguel Iglesias, que en ese entonces ya estaba de parte de los chilenos y no quería focos de resistencia.

COMBATE DE HUAMBOS

Cuando Becerra se encontraba en Huambos, una madrugada fue sorprendido por una comisión de 20 hombres al mando de don Esteban Acevedo, enviada por el general Iglesias, los que sitiaron la casa donde se encontraba Becerra durmiendo. El día anterior había llegado su cuñado, don Miguel Vílchez, con quien se dijo iba a emprender un viaje a la costa por asuntos de negocios; por este motivo Becerra se encontraba con su cuñado. Al aclarar el día los de la comisión golpearon la puerta y le pidieron rendición; a esto Becerra contestó: ¡NO ME RINDO, Y ENTRE EL QUE PUEDA!, quedando los de la comisión paralizados (conociendo la fama de Becerra), esperando que al fin Becerra se doblegara.

 Los huambinos partidarios de Becerra que se habían enterado del incidente, se dirigieron debidamente armados a la huerta inmediata a la casa donde estaba, denominada Tunacirca, avisándole a Becerra por intermedio de una señora llamada Cruz Olano la que hizo su ingreso a la casa sitiada fingiendo ser ama del menor hijo de Becerra para atenderlo; lo que fue aceptado por los sitiadores, ya que llevaba debajo del brazo algunos pañales. Becerra aconsejó a la señora Olano que saliera nuevamente con una taza para traer remedio, dejando la puerta un poco abierta. Esteban Acevedo, jefe de la comisión, que se encontraba paseándose en la vereda, tuvo el descuido de pararse en la puerta mirando hacia adentro, ocasión que aprovecharon los sitiados para dispararle un balazo que le atravesó del pecho a la espalda.

Los miembros de la comisión al ver caer a su jefe, trataron de huir inmediatamente, pero al mismo tiempo salieron los Becerristas de la huerta vecina disparando sus armas y vivando a Becerra, quien salió de la casa junto con su cuñado gritando ¡Viva Huambos! y de inmediato persiguieron a tiros a los de la comisión, que al ver la decisión de los Becerristas, escaparon en diferentes direcciones. En esta acción cayeron muertos los chotanos Segundo Pérez y Pablo Gavidia; a Esteban Acevedo lo mandó recoger la señora Juliana Villalobos con la misma gente de Becerra y le proporcionó los cuidados necesarios hasta que poco a poco se recuperó. Acevedo en agradecimiento, en adelante la trataba de "Mamá Juliana" y a su hijo Ezequiel de hermano, tratamiento que le dio hasta su muerte; quedando también muy agradecido de los huambinos que, pudiendo victimarlo le ayudaron a sanar pronto.

El general Iglesias al conocer los hechos ordenó que desde Chota viajara con dirección a Huambos el coronel Manuel Antonio Sánchez al mando de trescientos hombres a combatir a Becerra hasta derrotarlo. Becerra fue avisado y resolvió esperarlo y enfrentarlo, construyendo trincheras con su gente a la entrada de la ciudad en los lugares denominados Portachuelo y la Ermita.

Manuel Antonio Sánchez dispuso que su gente atacara en dos direcciones. Una fuerza atacó por el Portachuelo, ingresando por "La Loma" y la otra por "La Ermita". El combate duró tres horas. Los atacantes incendiaron las casas de La Loma y dirigieron sus disparos nutridos contra los Becerristas quienes, al ver que los enemigos eran superiores en número y estaban bien armados, emprendieron la retirada, protegiendo siempre a su jefe. La lealtad de su gente, el valor y decisión con que combatieron, así como la acción vandálica de la gente de Manuel Antonio Sánchez, fue descrita por el propio Becerra en los siguientes versos:

EL COMBATE DE HUAMBOS

Por el coronel Manuel J. Becerra

 Las falanjes destructoras
de Judas y de Caín
 tomaron Huambos al fin
 de un combate de tres horas.

Más de 300 bandidos
 la población invadieron
y sólo la defendieron
 sesenta hombres decididos.

Cuando el último cartucho
 se quemó en "El Portachuelo"
 "La Ermita" sostuvo el duelo
como el guerrero más ducho.

Con unión y calma estoicas
por entre enemigas filas
se retiraron tranquilas
 nuestras columnas heroicas.

I ninguno de estos bravos
quedó en el campo tendido
y ni siquiera fue herido
 de Iglesias por sus esclavos.

Treinta muertos son empero
de los peruanos-chilenos
son treinta traidores menos
y treinta más al hueseros.

Saqueo, incendio y orgía
un anciano flagelado
y otro más asesinado
fueron su victoria impía.

Tal es la valiente hazaña
 de estos vándalos del Norte
¿y habrá pueblo que soporte
por más tiempo tanta hazaña?

Huambos ha sido el ejemplo
de pueblos libres y fuertes
y sabrá arrastrar mil muertos
de patriotismo en el templo.

Cesen para siempre cesen
el robo, el asesinato,
 el incendio, el desbarato
 de los pueblos que padecen.

Cesen las persecuciones                        
 de honorables individuos
por bandas de forajidos
con nombre de comisiones.

Basta de cupos y de multas
de cárceles, de prisiones
y de tantas vejaciones
 reprueban las almas cultas.

A las armas, defensores
de la Patria verdaderos,
mueran tantos bandoleros
mueran los viles traidores.


En Julio de 1882 Becerra organiza en el departamento de Lambayeque a donde se dirigio con unos cuantos sobrevivientes. En esa región, poco a poco organiza otra unidad, denominada “Batallón Chota Nº 4”, con un efectivo reducido, hasta que en el año 1883 llegó a completar un efectivo de 180 hombres de caballería e infantería.

Estableció su centro de operaciones en Chiclayo y allí iba engrosando las filas de su batallón con patriotas de Lambayeque, Ferreñafe, Chiclayo, Guadalupe, Chongoyape, Chota, Cutervo, Santa Cruz y Huambos. Su área de acción abarcaba Lambayeque, Ferreñafe, Chiclayo, Chota, Cutervo hasta parte de Jaén.

En un Parte Chileno, firmado por el General Patricio Lynch dice:
Aparece de la correspondencia que tengo el honor de adjuntar a usted que los pueblos de Ferreñafe y Chongoyape sirven y han servido de foco en la formación de las fuerzas irregulares y montoneras de Becerra”.

En aquellos tiempos, Becerra ya era un combatiente “curtido” en el fragor de las batallas, de gran experiencia militar, y junto  a los piuranos, Coronel Fernando Seminario y guerrillero Barrenechea organizaban acciones .

ACCIONES DE BECERRA EN LA DEFENSA DE CHICLAYO

Becerra por sus informantes llegó a saber que desembarcaría en puerto de Eten una fuerza chilena de 150 hombres muy bien entrenados y equipados y que su misión era ocupar Chiclayo. De los peruanos 60 hombres de infantería y caballería se ubicaron en las azoteas y bocacalles de la Plaza de Armas de Chiclayo.

Los chilenos ante este recibimiento quedaron asombrados y emprendieron el contraataque. La superioridad numérica y de equipamiento de los chilenos fue motivo para que la resistencia peruana durara 5 horas.

Esta acción fue uno de los motivos por los que el Comandante Chileno Carvallo Orrego ordenó la “total destrucción” de Chota (Parte de Carvallo a Lynch).
 
BATALLA DE EL CÁRCAMO

                            Becerra Con sus Guerrilleros

Después de la derrota de A. A. Cáceres en Huamachuco, solamente quedaba la resistencia en Lambayeque al mando de Becerra Silva. Patricio Lynch, Jefe chileno, estaba sumamente preocupado porque su gobierno le ordenaba insistentemente acabar con ese foco de resistencia. Es por eso que Lynch para capturar a Becerra ordena el ataque con 2 Unidades, 200 hombres de caballería, 200 de infantería y además 2 cañones, Lynch y todo el comando chileno sabían del valor de Becerra. y se referían a el como: “Infierno de Chota”.

Becerra al tener conocimiento del avance de los 400 soldados chilenos, se alegró, pensó que era el momento de atraer a los chilenos a su terreno y allí ofrecer combate y derrotarlos. Así sucedió y así triunfó Becerra. Con el asesoramiento de sus oficiales, quienes conocían muy bien la zona, Becerra decidió darles batalla en el “Cañón del Cárcamo” (Distrito Tocmoche, provincia de Chota). Fue una decisión bien concebida. El terreno era apropiado para los peruanos: era un abra, un cañón, una entrada en el Cerro Cárcamo, un poco curva y con cierto desnivel, con pequeñas rocas en ambos flancos que servirían como posiciones bien camufladas para los francotiradores seleccionados. Además allí discurrían las aguas del río La Leche.

Becerra que tenía su tropa (180 hombres) en la zona de Chongoyape y Jayanca, ordenó el avance hacia Cerro Cárcamo, en pequeños grupos y en actitud de desgano y derrota. Ordenó también a sus informantes y personal de inteligencia que propalaran la noticia de que los peruanos iban en desbande, desmoralizados hasta hambrientos y descalzos, con dirección a la sierra.

La tropa de Becerra, avanzó por pequeños grupos hasta llegar a la entrada del cañón del Cárcamo. La infantería ocupó los flancos, camuflándose en las pequeñas rocas; parte de su caballería ocupó las zonas bajas, bien camuflados y, solamente dispuso que un pelotón permaneciera a la entrada del cañón, como “anzuelo” para que los chilenos ingresen al interior del cañón como blancos fáciles.     

Los 400 chilenos se concentraron en Chongoyape y luego emprendieron su marcha, siguiendo las huellas de los peruanos, tomando conocimiento de la “forma tan penosa de su retirada”. En marchas forzadas iban los chilenos acercándose al cañón del Cárcamo hasta que lograron divisar al pelotón peruano. Fue entonces cuando el Jefe chileno ordenó a sus 200 jinetes: “¡Al galope, persecución!”.

Siempre cumpliendo las órdenes de Becerra, el pelotón peruano, al ver la entrada de los chilenos, al galope, también arrancaron como disparados, a galope tendido, atrayendo a los chilenos, hasta que llegaran casi al fondo del cañón. Allí entró en acción la caballería peruana y toda la infantería, especialmente los francotiradores desde los peñascos laterales.

El nutrido y certero fuego de las tropas peruanas, causó gran pánico en las tropas chilenas. Cuando se dieron cuenta ya era tarde, habían entrado a un callejón sin salida.

Se escuchaba sólo gritos de dolor y desesperación de los chilenos; voces suplicando y pidiendo ayuda (los peruanos no les dieron la ayuda recordando que los chilenos jamás se compadecieron de los heridos y al contrario los remataban en el ya conocido “repase”). Fue un rotundo triunfo peruano, allí quedaron en el campo de batalla por lo menos 200 chilenos muertos y heridos, la mayoría jinetes; algo de 200 fusiles y numerosas municiones, equipo y algunos caballos.
 
La fecha de la Batalla de El Cárcamo fue el 18 de setiembre de 1883, es decir, casi a un mes de la firma del Tratado de Ancón. Una vez firmado el Tratado de Ancón, Cáceres y Becerra en acciones ya conjuntas y coordinadas, continuaron la lucha para restablecer el orden nacional, en contra de Iglesias y los pro-chilenos. Es así como Becerra combate en:

Combate de Ayabaca 11-Nov-1884
Toma de Cutervo 30-Dic-1884
Combate de Popa 05-May-1885
Combate del Combo 29-May-1885
Combate de Seguez 25-Jun-1885


MUERTE DE BECERRA
 
                                                     Lugar donde asesinaron a Becerra

A. Avelino Cáceres había nombrado al Coronel Becerra como Comandante en Jefe del Ejército del Norte, y al Coronel Tomás Romero y Flores Jefe Superior y Político del Norte. Ambos eran de carácter muy enérgico y siempre tenían duros encuentros en lo que se refiere a la preeminencia en las órdenes de mando sobre la tropa. Los jefes y oficiales obedecían puntualmente a Becerra, lo que no era igual con Romero y Flores. Esto causó recelo y odio contra Becerra y fue motivo para que en cualquier oportunidad lo desprestigiara, y después su odio llegó a tal punto que Romero y Flores decidió matarlo.

Llegó la ocasión cuando las fuerzas de Cáceres estaban en un desplazamiento de Trujillo a Cajamarca, Romero y Flores, al ver que Becerra se adelantó con su ayudante en la cuesta de Milco (Provincia San Marcos), ordenó que sus incondicionales dispararán por la espalda a Becerra y le dieran muerte cobardemente, en julio de 1885. Un soldado cacerista mató a Romero y Flores después de algunos meses, al enterarse que él mandó matar a Becerra. Allí en la subida de Milco lo enterraron y los lugareños le colocaron una cruz que se llama la CRUZ DE BECERRA 

 Lugar donde se encuentra los restos de Becerra en Milco-San Marcos donde lo asesinaron

Enlace de video donde se muestran el cañón de Cárcamo y la cruz de Becerra en la actualidad: 

Cañón El Cárcamo y Cruz de Becerra en la actualidad

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